4 mesas en la terraza, dentro vacio. 40 minutos para servirnos una tapa de embutido fria y una tapa de oreja. Sirve la mesa de al lado que llegaron mas tarde pero son amigos (entran a saludar a la cocina) antes que a nosotros (tambien pidieron tabla de embutidos y berberechos, pero se ve que los berberechos se hacen antes que mi oreja) A pesar de vernos con una niña pequeña y ser ya pasadas las 11 de la noche (pedimos a las 22.30 y nos llegaron las tapas a las 23.15). Y cada vez que intentabamos decirle que cancelase, el tio ni se paraba, "un momentito que ya sale" y seguia andando. Ni al traerlo se le ocurrió mirar nuestros vasos vacios y decirnos si queriamos beber algo mas. Mal servicio, mala atencion, mala gestion. Ni aunque fuese el ultimo bar de la tierra volveriamos. Encima entre los dos camareros y la señora que debe ser la dueña y deben ser familia entre ellos, discutiendo entre ellos dentro del local. Un desastre, decia uno de ellos. Y no puedo estar mas de acuerdo con el. 22 euros que alli se quedaron porque para cuando llego la comida, se nos habia pasado el hambre y teniamos tal enfado que no quisimos ni probarlo. Por no montar un follon, pagamos y nos fuimos aunque deberiamos habernos ido sin pagar. De verguenza absoluta.